¡Hola a tod@s! Hace unos días, os dije que había decidido participar en el concurso Crea tu Relato de Miedo. Pues bien, aquí tenéis mi relato. Me ha costado un poco encontrar la inspiración. ¿Qué os parece? ¿Tengo posibilidades de ganar? ¡No olvidéis comentar!
Salgo corriendo. Parece que haya pasado una eternidad desde
esta mañana, cuando todo era perfectamente normal. Mis piernas me pesan, tanto,
que parece que no me muevo del sitio mientras corro. Imprimo más velocidad a mi
carrera con tal de que mis perseguidores no me den alcance. No pienso nada en
ese momento. Mi mente vuela a kilómetros de aquí, hacia un lugar donde no tengo
la necesidad de huir. Aunque me conozco la ciudad como la palma de mi mano,
acabo doblando en la esquina equivocada, y entro en un oscuro callejón sin
salida. El escenario parece sacado de una película de terror. Está todo
completamente oscuro, exceptuando un pequeño rincón iluminado pobremente por
una farola apunto de apagarse, que chirría envuelta en neblina. Miro a mí
alrededor buscando un lugar donde esconderme, porque está claro que no puedo
dar media vuelta si quiero evitar a mis perseguidores. Al final, decido
ocultarme tras unos mugrientos y mohosos cubos de basura. La mugre se escapa de
ellos en un fino hilillo verde, y el hedor que expulsan es insoportable, pero
no tengo otro sitio para esconderme. Mientras me escondo, me tapo la boca con
la mano para evitar gritar. El sitio está lleno de moscas y ratas situadas
alrededor del pequeño cadáver de un pobre gato. Le doy una rápida patada
alejándolo lo máximo posible de mi escondite y, justo cuando me agacho, una
pareja de hombres encapuchados irrumpe en el callejón. Mis perseguidores.
Intento no hacer ningún ruido, aunque tengo la impresión de que los latidos de
mi corazón son audibles en toda la ciudad. No se oye nada en el callejón, salvo
el chirrido de la farola y los pasos amortiguados de los dos hombres. De
repente, uno de ellos habla.
-Está claro que aquí no está. ¿Dónde demonios se ha metido
esa estúpida niña?
-¿Te crees que yo lo sé? A lo mejor nos hemos equivocado de
calle. Seguro que Ainara sabía que esto era un callejón sin salida.
Un momento, ¿he oído bien? ¿Cómo saben estos tipos mi
nombre? ¿Y de dónde han salido?
-No seas imbécil, Corpse. Esa niña conoce la ciudad perfectamente.
Tiene que estar por aquí pero, ¿dónde?
-Teniendo en cuenta que no hay muchos sitios donde
esconderse, no creo que haya ido muy lejos. Yo buscaré por aquí. Mist, tú
puedes buscar al fondo del callejón. Seguro que no tardamos en encontrarla.
Recuerda, el plan depende de nosotros y de que encontremos a Ainara.
Estoy aterrada. ¿Por qué me buscan? ¿Qué quieren de mí? ¿Y
cómo es posible que me conozcan si nunca antes los había visto? Miles de
preguntas cruzan en ese instante por mi embotada mente. Miles de preguntas que
no obtienen respuesta. Me asomo un poco, con precaución, para que no me vean, y
descubro que uno de ellos está demasiado cerca de mi escondite. Y, lo peor de
todo, acaba de sacar un pistola de no sé dónde y se está preparando para
disparar. Sea lo que sea para lo que me buscan, está claro que no me necesitan
viva. Están dispuestos a matar, si es necesario, a cualquiera que se interponga
en su camino, y parece ser que yo soy un claro obstáculo. No sé por qué
dependen de mí para lo que sea que están tramando, pero seguro que no me va a
gustar.
Uno de los dos hombres, no estoy segura de si es Mist o
Corpse, se acerca a los cubos de basura que me sirven de escondite. Me vuelvo a
esconder rápidamente, con la mala suerte de que mi colgante de zafiro choca
contra uno de los cubos con un estrepitoso sonido metálico. Acabo de descubrir
mi posición.
-Mist, creo que la he encontrado.
No puede ser. ¡He sido una estúpida! ¡He descubierto mi
escondite por mi insensatez de no tener cuidado! Y ahora, seguramente, voy a
morir. Retengo la respiración durante unos segundos. No puedo hacer ni un solo
ruido, quizás así piensen que el ruido de antes ha sido imaginación suya. Por
desgracia, no tengo tanta suerte. Poco a poco, los débiles pasos de Mist y
Corpse se van acercando a mi escondite, un escondite que, minutos antes, me parecía
el más seguro del mundo. Las lágrimas comienzan a caer por mis acaloradas
mejillas, y un sudor frío corre por mi espalda. Estoy muerta de miedo. Ojalá
estos tipos acaben rápido conmigo. Si voy a morir, quiero que sea sin
sufrimiento. Pero sé que no van a ser tan considerados. Los pasos suenan cada
vez más cerca. Parece que el tiempo se ha detenido por completo, haciendo que
mi sufrimiento y mi miedo vayan a más con cada segundo que pasa. Están cerca.
Un paso más y puedo darme por muerta. De repente, lentamente, los encapuchados
giran hacia la parte de atrás de los cubos. No tengo tiempo ni siquiera de
gritar para pedir ayuda porque, en ese mismo instante, Corpse levanta la negra
pistola que lleva en la mano. Mis últimos pensamientos no van dirigidos a nadie
en particular. Simplemente, me paro a pensar en lo rápido que puede acabar tu
vida si no andas con cuidado, y en lo raro que resulta ser asesinada por
fantasmas. No me da tiempo a pensar nada más, porque es en ese momento en el
Corpse decide apretar el gatillo y disparar. Lo último que llega a mis oídos
antes de caer sobre el pequeño cadáver del gato, es la débil risita de los dos
fantasmas al saber que han conseguido su propósito. Y, después, nada.
Está super bien mariaaaaaaaaaaaaaa!!!!! Eres un aunténtico genio, aunque podría haber acabado un poquito mejor, pero aún así, es uno de los mejores que he leído tuyos.
ResponderEliminarJaja me alegro que te guste ^^
EliminarSe supone que tenía que dar un poco de miedo, por eso lo de la muerte (además, sabes por experiencia que me gusta matar a los personajes buajajajaja xD)
Pues eso, que me alegro que te guste. ;)
¡Besitos!