domingo, 5 de mayo de 2013

¿POR QUÉ?

¡Hola! Aquí os dejo otro de mis relatos. Es un poco... como lo diría... ¿deprimente? Jaja. Pero espero que os guste a pesar de todo. ¡No olvidéis comentar!
Aquí os lo dejo. ;)


Todo se ha acabado. Ya no hay nada más que hacer. La angustia me está comiendo por dentro, y no puedo evitarlo. Cuando lo has perdido todo, cuando ves que la persona a la que más quieres está sufriendo... La vida se vuelve gris y monótona, en un sin fin de vueltas sobre el propio sufrimiento. Sientes la impotencia de querer hacer algo por esa persona y, sin embargo, no poder hacer nada... Sientes que eres la culpable de que esa persona a la que tanto quieres, a la que le has dado todo lo mejor de ti y con la que has compartido los mejores momentos de tu vida, esté sufriendo. Y no puedes hacer nada. Tienes que aprender a tragarte tus lágrimas, a tragarte esa impotencia que te corroe por dentro... A decir 'Estoy bien.' sin ser verdad, aunque el dolor te mate por dentro. Después de ver el sufrimiento de esa persona querida, aprendes a ponerte una máscara de indiferencia hacia todo, para que no se noten tus sufrimientos...

Es difícil explicar por qué nos pasa esto. Simplemente, estamos acostumbrados a ello. No sabemos por qué sucede. Se puede intentar explicar, sí, pero es complicado. Es por eso que me está costando tanto escribir estas líneas... Aunque ya lo tengamos por costumbre, el sufrimiento duele tanto como si fuera la primera vez. No puedes parar de llorar o, simplemente, no puedes soltar ni una puñetera lágrima. Tienes tal nudo en la garganta que no puedes soltar ni una sola palabra. No comes, ni duermes, ni nada. Estás en un estado de shock permanente, y llegas incluso a pensar que tu dolor es mayor que el de esa persona, aunque la gran mayoría de las veces, no puedes atreverte siquiera a compararlo. Y lo peor de todo es que, cuando sufrimos, esa persona sufre el doble, porque tiene que soportar su dolor y el verte sufrir a ti, porque no hay nada que le duela más que verte sufrir... Es en ese momento en el que ya no puedes explicar nada. Entras en un bucle de sentimientos del cuál es complicado salir. Es como un huracán de sensaciones. Ya no sabes cuál es tu dolor y cuál el de la otra persona.

Y solo cuando sales, sabes que no es bueno derramar tantas lágrimas. Te torturas a ti mismo por algo que sabías que, desde un principio, tenía solución. Pero nos dan mucho morbo las cosas malas. Por eso no podemos evitar sufrir. Por eso no podemos evitar preocuparnos por las personas a las que amamos. Porque, simplemente, esa persona te encanta, y te duele verla sufrir. Pero no puedes hacer nada. Solo llorar y pensar en qué hubiera pasado si...
Todo se ha acabado...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bueno, aunque siempre lo digo, solo unos pocos me comentan. Un blog se alimenta de comentarios, ¡y la escritora también! Vuestros comentarios me animan a seguir escribiendo historias, reseñas... En fin, ¡cualquier cosa! Así que ya sabéis, ¿por qué no me dejáis un comentario? ;)

Gracias por tu comentario, en breve se publicará.